Aclaraciones:
Los personajes estan inspirados en personas reales, más sin embargo ningun hecho es real ni esta basado en ello, todo lo escrito en esta historia es ficticio.
Parte de la historia esta inspirada en la canción Phantomrider de Tokio Hotel, al igual que he tomado también un fragmento de la canción World Behind My Wall del ya mencionado grupo, asi como también un texto de la serie One Tree Hill.
Por tanto se puede considerar esta historia como un fan fiction.
Sin más explicaciones
aquí esta:
Comienza el mes de septiembre, es el primer día de dicho mes, el cielo anuncia un trágico día cubriendo de negrura la ciudad de Londres, envolviendo en tristezas todas y cada una de las calles de la ciudad, parece un día muy deprimente, así lo hace notar el cielo, las personas caminan por los callejones entre la niebla, rostros serios y sin sentimientos habitaban ese día.
Una sola persona en toda la ciudad parecía disfrutar el deprimente día, su nombre: Bill Kaulitz, él era un joven de 20 años, alto, delgado, ojos marrones, cabello un poco largo y negro como la noche, era un joven bien parecido, rasgos finos, parecía ser físicamente el ser humano perfecto. Bill no había tenido una vida sencilla, toda su vida había luchado por vivir, luchó por llegar al mundo; su madre estaba embarazada de gemelos, sin embargo su embarazo se complicó y desafortunadamente perdió a uno de los gemelos; Bill llegó al mundo delicado de salud, los médicos creyeron que no tendría mucho tiempo de vida lo cual fue una equivocación, el pequeño recién nacido sobrevivió, fue un milagro que lograra vivir.
Como he mencionado antes, Bill no tuvo una vida fácil, desde a una muy corta edad tuvo que enfrentar duras circunstancias, sus padres estaban devastados por la muerte de su otro hijo, Bill fue creciendo sin satisfacer las expectativas de sus padres; el joven amaba la literatura y la poesía, su sueño era llegar a ser un gran escritor, lo cual era inaceptable para sus padres, sobretodo para su padre, él esperaba que su hijo llevara a la familia a la cima, que fuera un gran político y que siguiera llevando el nombre de su familia en alto; la familia Kaulitz era una de las familias más ricas, reconocidas y con gran influencia en Londres, para los padres de Bill, él era la vergüenza y desgracia de la familia; Bill odiaba todas esas cosas, para él todas esas personas “respetables” y de gran poder, eran sólo personas falsas, incluyendo a sus padres, personas sin sentimientos, cegadas por el dinero y el poder.
Sus padres siempre lo trataban mal, con indiferencia, como si fuera un extraño, cuando Bill era pequeño rezaba cada noche deseando el amor de sus padres, Bill fue creciendo siempre preguntándose el porque su deseo nunca fue concedido, con el paso del tiempo dejó de importarle, se había resignado a nunca conseguir el amor de sus padres ya que éstos no tenían sentimiento alguno, eran fríos y sin vida. Cierto día, a los 13 años Bill les confesó a sus padres que no le interesaban las ciencias políticas, que su pasión era escribir poesía, a partir de ese día su padre lo golpeaba, mientras su madre miraba la terrible escena sin decir palabra alguna para evitarlo; Bill no sólo era golpeado brutalmente por su padre cada vez que era sorprendido escribiendo, sino también era obligado a asistir a eventos de la alta sociedad, los cuales él odiaba y a relacionarse con gente hipócrita, sus padres ya habían planificado su destino, Bill estudiaría ciencias políticas, y como único descendiente de la familia Kaulitz llevaría el nombre de la familia en alto, su padre no permitiría que su apellido desapareciera por la insensatez de su hijo, lo más doloroso para Bill no eran los golpes que cada vez eran peores, sino el rechazo de sus padres, poco a poco el peor de los sentimientos fue creciendo en Bill: el odio hacia sus propios padres.
Pasaron los años, Bill no tenía alternativa, más sin embargo se desahogaba y se refugiaba en sus escritos, él escribía todos sus pensamientos en una libreta, o mejor dicho varias, tenía una gran habilidad para escribir que podía llenar una libreta entera en un día, en dicha libreta escribía sus sentimientos, sus sueños, la miserable vida llena de farsas que sus padres le habían destinado a vivir, así como también la vida que anhelaba y que desafortunadamente no podía tener; obviamente sus padres no se podían enterar de esto, no solo sufriría los golpes de su padre, aún peor este rompería todos los escritos de Bill, los cuales eran muy importantes para él, en ellos estaba su vida. Bill escribía en la madrugada cuando todos dormían y escondía sus libretas en lugar secreto, en uno de los árboles del gran jardín, tenía una especie de puerta en el tronco del árbol, ahí estaban seguros sus escritos.
Prácticamente Bill estaba muerto en vida, tenía una vida programada por sus padres, lo único que le daba esperanzas, lo único por lo que quería vivir, el sentido de la vida, era el encontrar al amor de su vida y vivir plenamente feliz, lo que más quería en el mundo era encontrar a esa persona especial que lo amara y que él pudiera entregarle su corazón entero, el sabía que en algún lugar estaba esa chica especial, su alma gemela, y que tarde o temprano la encontraría, y esa sería su salvación; a pesar de todo lo que había sufrido a lo largo de sus 20 años de vida, Bill era un chico de sentimientos puros, creía en el amor verdadero:
"En este momento hay seis mil millones, cuatrocientos setenta millones, ochocientas dieciocho mil, seiscientas setenta y una personas en el mundo. Algunas corren asustadas. Otras vuelven a casa. Algunas dicen mentiras para llegar al final del día. Otras simplemente están enfrentándose a la verdad. Algunos son hombres malvados en guerra con los buenos. Y algunos son buenos, luchando con los malvados. Seis mil millones de personas en el mundo. Seis mil millones de almas. Y a veces… todo lo que necesitas es una.”
Escribió Bill la madrugada del 1 de septiembre de 1640, el día de la terrible tragedia.
El 31 de agosto, había sido un día pesado para Bill, en la madrugada del 1 de septiembre como de costumbre comenzó a escribir, se sentía feliz ya que era el único momento donde podía ser él mismo, sin embargo estaba demasiado agotado y débil, poco a poco se fue desvaneciendo hasta quedar completamente inconciente. Al amanecer, su padre entró a su habitación, encontró a su hijo dormido con la cabeza apoyada sobre el escritorio y unos escritos juntos a él, el hombre leyó lo que había escrito su hijo y al terminar un golpe brutal despertó de sus sueños a Bill
- ¿Qué significa esto Bill Kaulitz? ¿Qué son todas estas cursilerías? – gritaba furioso aquel hombre mientras sacudía a su hijo
- Es mi vida, es lo que quiero – contesto el joven dándole la cara a su padre, - me he cansado padre, esta es la verdad, no quiero ser como tú, no quiero ser una persona sin sentimientos, una persona falsa y prepotente, y lo siento mucho pero yo no seré como tú, podrás golpearme lo que quieras pero eso no cambiará nada, lo único que logras día con día es que te odie…- Bill fue interrumpido por el puño de su padre
- Eres una vergüenza, eres un inútil, eres tan patético, me das asco, tú no eres, nunca fuiste y nunca serás mi hijo, ojala hubieses sido tú el que muriera durante el parto y no tu hermano, él si hubiera sido un hombre – gritaba furioso el hombre mientras golpeaba brutalmente a su hijo hasta dejarlo completamente inconciente.
Cuando despertó, Bill se encontraba tirado en las caballerizas, estaba atado de pies y manos, además de tener golpes en todo el cuerpo, sangraba de la cabeza, estaba gravemente herido, no tenía fuerzas para moverse, se sentía demasiado débil; Bill comenzó a llorar, sentía tanto odio hacia su padre, e incluso comenzaba a sentir odio hacia él mismo por ser tan débil y no poder defenderse, se sentía tan mal consigo mismo por vivir una vida tan miserable, hasta ese entonces había tenido fuerza de voluntad, pero ahora no, en ese momento quería morir, ya nada le importaba, Bill pensaba que lo mejor era morir de una vez, sufriría más estando vivo, era como estar muerto en vida, Bill se había rendido, ya solo esperaba su final.
Después de un rato se escucharon pasos que se acercaban a las caballerizas, Bill supuso que sería su padre que vendría para terminar con él, pero no era así, era su madre que por primera vez en 20 años mostró prueba de afecto hacia su hijo, ella se acercó a Bill inclinándose para limpiar sus heridas mientras decía:
- Nunca te demostré ni la más mínima prueba de cariño, nunca te abracé, nunca te deseé dulces sueños durante las noches, nunca te apoyé, nunca estuve ahí para ti en ningún momento, ¿por qué desperdicié tan maravillosos momentos? ¿Por qué no disfruté al mejor de los hijos? – aquella mujer seria, estalló en llanto, mostrando por primera vez en toda su vida sus sentimientos – Porque soy una cobarde, tenía miedo, no quería ser vulnerable, y es hoy cuando me he dado cuenta que el acto más grande de cobardía es no expresar mis sentimientos hacia ti hijo, porque aunque nunca te lo demostré, me importas y te quiero, sé que nunca podré recuperar todos aquellos hermosos momentos que pudimos haber tenido juntos, sé que no puedo volver el tiempo atrás y darte una hermosa vida la cual te mereces – continuó diciendo su madre entre sollozos y la voz entrecortada, al igual que provocando la caída de lágrimas de los ojos de Bill – Aunque no pueda volver el tiempo atrás, si puedo vivir el hoy, puedo hacer algo hoy – comenzó a desatar a su hijo para luego abrazarlo tiernamente – Vete hijo mío, lo mejor que puedo hacer por ti, la única prueba de afecto que puedo ofrecerte para que tengas la vida que te mereces, es dejándote ir, aquí solo sufrirás, lo mejor para ti es que te vayas, cumplas tus sueños, seas un maravilloso escritor y con tus hermosas palabras llegues a los corazones de las personas, no te dejes vencer por nada ni nadie, perdóname por todo lo que hice o más bien por todo lo que no hice, Eres libre hijo, sé feliz, te espera una larga vida llena de maravillas lejos de aquí, anda toma y vete antes de que regrese tu padre…- Bill interrumpió preocupadamente a su madre
- Pero y tú madre, ¿qué pasará cuando mi padre se entere que no estoy?, te matará, ven conmigo madre…
- Yo estaré bien hijo, no te preocupes, cámbiate, toma un caballo y sal lo más pronto de aquí – concluyó la madre
Bill obedeció a su madre, se vistió con la ropa que ella le dio, pantalones y camisa negra, una gabardina y botas del mismo color para pasar desapercibido, se cambió rápidamente y tomo un hermoso caballo negro, se despidió de su madre con un –Gracias – para después partir.
Bill comenzó a cabalgar sin rumbo entre la niebla, era un excelente jinete, desde pequeño fue obligado a tomar clases de equitación; por primera vez en toda su vida se sentía libre, disfrutaba aquel hermoso día nublado, sentía el viento pasar entre todo su cuerpo, era inmensamente feliz, disfrutaba cada pequeño detalle, amaba esa clase de días y sin duda ése era el mejor de todos; no tardó mucho para que comenzara a llover, pronto las nubles estallaron así como lo hizo también el cielo dando origen a una gran tormenta, todos en la ciudad de Londres buscaban donde refugiarse, pero a Bill no le importaba mojarse, todo lo contrario, le encantaba, cabalgar bajo la lluvia cubierto por el manto de aquel hermoso cielo gris.
Desafortunadamente su padre no tardó en enterarse de que Bill había huido por lo que fue en su búsqueda; cerca del horizonte, en una colina, unos hombres le tendieron una emboscada, lo acorralaron, Bill intentó huir y esquivarlos, la tormenta era cada vez peor, un hombre disparó una escopeta hacia el cielo, provocando que el ruido del disparo descontrolara al caballo de Bill, él trató de coordinarlo en un intento fallido que por el suelo resbaloso debido a la lluvia hizo que el animal resbalara por un barranco y junto con él Bill también; el padre de Bill quien también iba con aquellos hombres tras su hijo, miró como Bill se encontraba inconciente bajo el barranco, tomó su escopeta, disparando directamente hacia el corazón de su hijo sin piedad, terminando así con él.
Aquel hombre sin escrúpulos que no tuvo ninguna duda en asesinar a su propio hijo regresó a su casa encontrando a su mujer hecha un mar de lágrimas, la cual al verlo rápidamente le preguntó con desesperación y preocupación
- ¿Dónde esta Bill? ¿Qué haz hecho con nuestro hijo?
- Está muerto, revolcándose en la tierra como el gusano que es – contestó fríamente el despiadado hombre.
La noticia fue un golpe terrible para la mujer, ella lloraba sin cesar, se sentía culpable por no haber podido evitar la tragedia, por no haber hecho algo antes, por haber perdido a su único hijo. Aquella noche la mujer tomó un arma y antes de suicidarse profesó las siguientes palabras: - no fui una madre para ti, pero ahora me reuniré contigo hijo y te brindaré todo el cariño que en vida no te di – para después disparar el arma.
A la mañana el hombre encontró a su mujer muerta, mandó unos hombres a que recogieran el cadáver y lo hicieran desaparecer al igual que el de su hijo, nadie se podía enterar de sus muertes. Él hombre, al ser cuestionado sobre el paradero de su esposa e hijo, contestó que ellos se encontraban en el extranjero, Bill era un hombre exitoso, demasiado para estar en Londres, por lo cual estaba triunfando en el extranjero y su madre se encontraba acompañándolo, con dicha mentira el hombre limpió su reputación sin que nadie sospechara nada de lo sucedido, y así nunca nadie en Londres volvió a saber de ellos.
Años después, aquel hombre que provocó la muerte de su familia, fue atacado gravemente por un tumor cerebral el cual lo fue destruyendo poco a poco hasta quitarle la vida.
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¿Has pensado alguna vez que es lo que marca el tiempo? ¿Si una vida puede tener importancia en el mundo? ¿O si las decisiones que tomamos importan?, Todos tenemos una misión en la vida, algo especialmente reservado para nosotros, algo o alguien por lo que hay que vivir, y una vez cumplida esa misión habremos concluido con éxito nuestra existencia en el mundo, dejando huella en uno o varios individuos, pero que sucede cuando la vida de alguien expira sin haber cumplido su misión, y en el peor de los casos sin ni siquiera haber descubierto cual era su razón para vivir…
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Londres 2009:
Aquel jinete que años atrás murió a causa de su propio padre, su alma continua presente en el mundo, se deshicieron de su cuerpo, pero no de su espíritu, su alma sigue con vida, no se ha marchado de este mundo; ese ser se pregunta el porque continua en el mundo y su alma no ha podido descansar y dormir por siempre al igual que su cuerpo, se responde asimismo que tal vez sea por motivo de que en vida no pudo ser libre, ahora era su oportunidad de serlo aún después de la muerte, sonaba bastante razonable y convincente en un principio, más sin embargo han pasado siglos desde su muerte; el alma del joven Kaulitz permanece junto a su querido árbol, han pasado siglos, la que era su casa ya no existe, ahora hay edificios en su lugar, a pesar de eso, el viejo árbol permanece con vida, es considerado un patrimonio cultural, para Bill fue y sigue siendo el único lugar donde puede ser él mismo, su alma a permanecido junto a su árbol, a la sombra de sus grandes ramas, es inexplicable como un árbol ha sobrevivido durante tanto tiempo con vida, pero ha estado acompañando a Bill todo este tiempo, ese árbol siempre ha sido para Bill su compañero, su amigo, incluso aún después de la muerte.
Después de tantos siglos desde su muerte Bill estaba a punto de descubrir la verdadera razón del porque su alma sigue atrapada en este mundo.
De vez en cuando personas pasaban junto aquel árbol, pero cierto día una persona muy especial que le daría a Bill esa paz que tanto había estado esperando, llegaría.
Peyton Sawyer es una chica de 19 años, es alta, delgada, sus ojos son verdes, su cabello rizado, largo y rubio, tez blanca, es una chica muy linda, tiene un carácter fuerte en parte por la pérdida de su madre cuando era muy pequeña, no le gusta relacionarse con las personas por temor a perderlas, Peyton es una amante de la música, encuentra refugio en ella al igual que en sus dibujos, éstos son su medio de expresión. Cierto día, Peyton regresaba de la escuela, ese día no tomó su camino habitual hacia su casa, decidió caminar libremente sin rumbo fijo, quería despejarse, distraerse, simplemente comenzó a caminar y el destino la guío hacia el lugar que le cambiaría la vida. Mientras recorría la ciudad al pasar por un callejón, a la salida de éste, cerca de un edificio vio un terreno verde y en medio de él un árbol gigantesco, era viejo pero aún así se veía hermoso y fuerte, dicho árbol llamó la atención de Peyton, se acercó a él y al estar bajo sus ramas tuvo una sensación inexplicable pero que la hicieron sentir cómoda, como si aquél árbol fuera un capullo que la cubría y protegía; Peyton decidió sentarse junto al árbol bajo las ramas de éste y comenzó a dibujar, cuando se dio cuenta comenzaba a anochecer y se encontraba muy lejos de su casa, no quería irse, se sentía tan bien en ese lugar, pero debía volver a su hogar. Peyton no se dio cuenta pero no estaba sola, en aquel lugar también se encontraba el alma de Bill, quien la observó todo el tiempo que ella permaneció ahí, intrigado por saber quien era aquella chica, y con la esperanza de volverla a ver
– No sé tú nombre pero aún así tengo fe, ahora es tiempo para ti y para mí – Bill tenía una gran corazonada sobre aquélla chica, sabía que algo estaba por suceder, algo bueno, esa chica era especial.
Al día siguiente Peyton volvió a donde se encontraba el árbol, sentía un llamado para ir hacia ese lugar, al llegar ahí se sentó nuevamente junto al árbol, Bill no pudo contenerse y salió detrás del árbol para sentarse junto a ella, sintiendo la necesidad de abrazarla, Peyton pudo sentir su presencia, al notarlo Bill se asustó, se paró y volvió detrás del árbol, mientras tanto Peyton miraba a todos lados, aparentemente estaba sola, pero en ese segundo en el que Bill la abrazo sintió una calidez y comodidad como si alguien la estuviera protegiendo; sin obtener éxito en su búsqueda y darse cuenta que en definitiva se encontraba sola en aquel lugar volvió a sentarse y comenzó a dibujar, aunque no lo pudiera ver, Bill estaba ahí atrás del árbol acompañándola, observándola, Peyton podía sentir como una intensa mirada se clavaba en ella, pero no le incomodaba, ni le asustaba, al contrario se sentía segura.
Una vez más permaneció junto a ese árbol hasta el crepúsculo, cuando Peyton se marchó, Bill tomó su caballo negro, no quería perderla, quería estar por siempre junto a ella, el simple hecho de verla, de sentirla cerca, lo hacían feliz, sabía que era imposible que estuviesen juntos, que es una locura que un alma atrapada en un mundo de vivos pueda tener sentimientos hacia una persona, Bill estaba conciente de ello, pero no le importaba aunque ella no supiera de su existencia, él sólo quería estar junto a ella, el sólo tenerla cerca lo hacían sentir bien; Bill cabalgó por toda la ciudad en la noche fría buscándola hasta encontrarla y seguirla hasta su hogar.
Pasaron varias semanas y cada noche Bill cabalga al lado de Peyton hasta llegar a su casa.
Era un día normal, Bill esperaba en el árbol impacientemente ver a Peyton, ella no tardó en llegar, todos los días saliendo de la escuela se dirigía al mismo lugar; al llegar, Peyton se acercó al árbol, dio una vuelta entorno a él mirando hacia a todos lados
- No sé quien eres, pero puedo sentirte – comenzó a decir Peyton – Desde el primer día sentí una conexión especial, algo me atrajo hasta aquí, y esa razón eres tú seas quien seas, sé que no estoy loca, puedo sentir tu tacto cuando me abrazas, puedo sentir tu mirada observándome, te siento junto a mí, cada noche cuando regreso a mi casa sé que estas conmigo acompañándome, protegiéndome, siento como si fueras un ángel que me cubre y protege con sus alas, pero ¿Por qué no puedo verte?, al principio creí que serías el ángel de mi madre, pero no, esto es diferente, siento algo por ti y es algo grande, un sentimiento inexplicable, algo que no había sentido por nadie, ¿quién eres? – Peyton espero en silencio unos minutos con la cabeza mirando hacia el suelo – Tal vez si estoy loca, o no, estoy segura que estás aquí, supongo que eres el ángel que me cuida – dijo resignada
- Si supieras quien soy no dirías que soy un ángel, soy un alma torturada viviendo después de la muerte el momento más maravilloso que no tuve en vida – Dijo Bill que se encontraba frente a Peyton, él también sentía algo especial por ella y después de escucharla lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos, quería decirle tantas cosas, quería abrazarla, quería ser visto por ella, vivir una hermosa vida junto a Peyton, pero eso era imposible - ¿Por qué me enamore si ya estoy muerto?,¿ no fue bastante todo el sufrimiento en vida, que es acaso que ahora tengo que sufrir por no poder estar con la persona que quiero? – se preguntaba Bill, estaba tan confundido, tan triste, no encontraba respuesta a sus preguntas; mientras tanto lágrimas también rodaban por las mejillas de Peyton, Bill la acaricio limpiando su rostro, acción que Peyton respondió con una sonrisa.
En ese momento estaba a punto de marcharse, cuando de la nada surgió una ráfaga de viento, Peyton sujeto sus cosas pero uno de sus dibujos escapó volando hasta el tronco del árbol, el viento se calmó y Peyton fue a recuperar su dibujo, al tomarlo se dio cuenta que había algo en el tronco, lo tocó intrigada por saber que era, se trataba de una pequeña puerta, había pasado tanto tiempo en aquel lugar pero nunca se había dado cuenta que dicha puerta existía ya que casi no se notaba a simple vista, Peyton la abrió encontrando ahí varias libretas y hojas sueltas que permanecían intactas a pesar del largo tiempo.
- Esta es mi vida, es lo que una vez fui, no me puedes escuchar, pero al leer esto sabrás quien fui y quien soy ahora – dijo Bill
Peyton tomo las cosas que se encontraban en la pequeña puerta del árbol y se las llevó a su casa para leer todo, esta vez Bill no la acompañó tenía miedo de su reacción, después de haberla escuchado, tenía miedo que al terminar de leer se diera cuenta q él no es el ángel que ella pensaba.
Bill pasó una larga noche llena de agonía, pensando en lo que pudiera estar haciendo Peyton, en lo que estuviera pensando de él ahora; mientras tanto al llegar a su casa, Peyton subió a su habitación, cerró la puerta y se puso cómoda para empezar a revisar todos aquellos escritos:
“11 de Octubre de 1640
Estoy escribiendo lo que no puedo ver,
Quiero despertar en un sueño…
Me dicen que es hermoso,
Les creo, Pero nunca he conocido el mundo detrás de mí pared
El sol brillará como nunca antes,
Un día voy a estar listo para partir,
Ver el mundo detrás de mí pared…
Los trenes viajan en el cielo a través de fragmentos de tiempo
Ellos me llevan a las partes de mi mente que nadie puede encontrar.
Estoy a punto de caer,
Estoy listo para caer en mis rodillas
Y yo sé que estoy listo para sanar,
Estoy listo para sentir…
Bill Kaulitz”
- Bill Kaulitz- susurró Peyton al terminar de leer la primera nota
- Así que ese es tu hermoso nombre, Bill –
Peyton continuo leyendo durante toda la noche, estaba fascinada con los textos, eran realmente hermosos, en su mayoría todos eran tristes, pero tenían tanto sentimiento, cada palabra trasmitía un sentimiento, al leer todos aquellos maravillosos textos, Peyton se fue dando cuenta de la triste vida de Bill, todo lo que sufrió, también conoció sus sueños e incluso podía sentir lo que el sintió en el momento en que los escribió.
- ¿Qué paso contigo Bill?, estos textos son de 1640 atrás, ¿Por qué tu alma sigue aquí?, ¿Qué sucedió con tus padres? ¿Cumpliste tus sueños? ¿Por qué dejaste de escribir? – eran tantas las preguntas que invadían la cabeza de de Peyton.
Al día siguiente, temeroso, Bill esperaba a Peyton en el lugar de siempre pero ella nunca llegó, Bill creyó que estaría muy desilusionada, con el tiempo llegó a conocerla, sabía que a lo largo de su vida había perdido a muchas personas empezando por su madre, y ahora enterarse que Bill era solo un fantasma, la debía de tener asustada, desilusionada, que el ángel que ella sentía no era absolutamente nada, mas que solo un alma formada por gas.
Pasaron los días y Peyton no volvió a aquél lugar, Bill se sentía muy triste, pero a estas alturas ya estaba acostumbrado a sufrir, incluso después de la muerte, esto ya no era nada nuevo para él, por otra parte pensaba que tal vez era lo mejor, no ver a Peyton, no podía enamorarse de ella, y ella no podía enamorarse de una ilusión de alguien que ya no existe, eso sólo la haría sufrir y lo peor para Bill sería ver sufrir a su querida Peyton a causa suya; Bill se equivocó. Peyton no se había presentado a aquel lugar en días, porque se mantuvo ocupada investigando en diversas fuentes sobre Bill, por sus maravilloso textos y su forma tan hermosa de escribir supuso que sería un escritor de su época, pero no, al parecer Bill era un político, un hombre muy exitoso, era muy unido a su familia, la familia Kaulitz era una de las más adineradas y poderosas en Londres en el año de 1640, Bill estudió ciencias políticas para seguir el ejemplo de su padre ya que lo admiraba y en su honor continuaría con el legado Kaulitz, para esto Bill fue a estudiar al extranjero donde triunfó exitósamente, su madre viajó con él, mientras que su padre murió años después en Londres a causa de un tumor cerebral, mientras que de Bill y su madre nunca se volvió a saber nada; todo aquello no tenía sentido alguno, en los textos de Bill, Peyton se dio cuenta que él odiaba la política, su pasión era escribir, era forzado por sus padres a estudiar ciencias políticas, su padre lo maltrataba, siempre fue rechazado en su familia, todo era muy confuso, los textos de Bill que leyó Peyton no concordaban en nada con lo que había investigado, con lo que se supone fue lo que pasó.
Pasó una semana desde la última vez que Peyton había visitado el árbol, cierto día Bill se encontraba sumergido en sus pensamientos como de costumbre, cuando recibió una visita inesperada
- Hola Bill – dijo felizmente Peyton, con una hermosa sonrisa en el rostro
Bill estaba sorprendido, no esperaba volver a verla
- Ya sé quien eres, conozco toda tu historia, o parte de ella, hay algunas cosas muy confusas que no logro comprender –
Bill permanecía con la cabeza baja mientras Peyton hablaba
- Eres un excelente escritor, tus textos son sin duda lo mejor que he leído en mi vida, cada palabra expresa un sentimiento que llega a quien lo lee. Lamento que tu inspiración no haya sido la mejor, alguien como tú no merecía haber sufrido tan cruel vida. – Peyton no podía ver a Bill, más sin embargo podía sentir su presencia, sabía que él estaba ahí, así que continuo hablando con él, sabía que la estaba escuchando – No entiendo ¿qué fue lo que paso?, estuve investigando y lo que encontré fue que tu familia era muy importante en 1640, que tu querías ser como tu padre, convirtiéndote en un hombre exitoso en el extranjero, pero en tus escritos me doy cuenta que tu odiabas todo eso, que eras una persona con una vida programada por tus padres, como si estuvieses encarcelado, condenado y vivir una sentencia, más sin embargo tu anhelabas otras cosas, tenías sueños, querías conocer el verdadero mundo, ser libre…¿qué fue lo que pasó Bill?- preguntaba confundida Peyton
Bill quería hablar con ella, pero no sabía como hacerlo ya que no lo podía escuchar, así que sólo se limitó a abrazarla y derramar unas lágrimas en su hombro.
- Puedo sentirte, puedo sentir el calor de tu cuerpo, tu aliento, tu respiración, te noto triste, ¿qué es lo que sucede Bill?, háblame- decía Peyton mientras ella también comenzaba a llorar.
Repentinamente una gran cantidad de hojas cayeron del árbol, Bill tuvo la idea de utilizarlas para comunicarse con Peyton; “Sí, estoy aquí junto a ti, siempre lo he estado, pero al igual que no me puedes ver tampoco me puedes escuchar” decía el primer mensaje escrito por Bill, Peyton estaba sorprendida pero a la vez se sentía muy feliz, al terminar de leer, el viento borró el mensaje y Bill empezó a escribir el siguiente: “Lo que investigaste sobre mí no es verdad, mi padre lo inventó para cubrir sus crímenes. Si, en efecto, siempre sufrí el rechazo de mis padres, mi padre me golpeaba porque yo deseaba ser escritor y me obligaba a vivir una farsa, sin embargo nunca me di por vencido, escribía cada noche cuando todos iban a dormir y guardaba mis escritos en este árbol. Un 1 de septiembre mi padre se enteró de esto, me golpeó como nunca antes, dejándome inconciente, cuando recobré el conocimiento me encontraba en las caballerizas totalmente herido y atado, en ese momento me rendí, estaba dispuesto a morir de una vez, ya nada importaba, tiempo después mi madre entró a las caballerizas, limpió mis heridas y me pidió perdón, confesándome sus sentimientos los cuales siempre ocultó, me dejó en libertad, tomé un caballo y partí, dispuesto a vivir y cumplir mis sueños, ser quien yo quería ser; no tardó mucho para que mi padre se enterara, él y otros hombres me tendieron una emboscada, ese día una terrible tormenta atacaba la ciudad, hasta entonces me parecía perfecta hasta que llegaron aquellas personas, en mi intento de huida, mi caballo se descontroló y caí junto con él por un barranco, después mi padre disparó a mi corazón terminado conmigo. Mi madre al enterarse se suicidó aquella noche, mi padre se deshizo de nuestros cuerpos e invento todas aquellas mentiras que tu leíste para tapar sus crímenes”. Peyton estaba sorprendida por lo que estaba leyendo, no podía creer la crueldad de su padre, como pudo matar a su propio hijo, no podía creer todo el sufrimiento por el que había pasado él, el ser más noble y puro, quien menos lo merecía, tuvo que vivir durante 20 años una vida llena de desgracias, para terminar en una terrible muerte a tan corta edad ocasionada por su propio padre. “Sabes, creo que todos tenemos una misión en la vida, algo por lo que hay que vivir, una personita especialmente reservada sólo para nosotros, y me he dado cuenta que esa persona eres tú, morí sin saber la razón de mi existencia, mi alma ha permanecido en este mundo, siempre me pregunté el porque mi espíritu no descansa, ahora sé que esa razón eres tú, no cumplí mi misión en vida, pero ahora siglos después de haber muerto has llegado tú, y todo este tiempo he estado esperándote, mi cuerpo ya no existe, pero mi espíritu, mis sentimientos aún viven, tú me has salvado, tú has hecho que toda esta oscuridad brille, me has despertado entre los muertos” Escribió Bill.
- Si tienes razón, he perdido a muchas personas, pero sigo aquí por una razón y esa razón eres tú – dijo Peyton entre sollozos de felicidad – Te quiero Bill –
Todo aquello era mágico, era un día hermoso, las hojas parecían volar cada vez que Bill terminaba de escribir un mensaje para luego comenzar otro
“Yo también te quiero Peyton, has sido lo mejor que me ha pasado, desde la primera vez que te vi fui tan feliz, supe que serías parte de mí, mi complemento – escribía Bill mientras derramaba lágrimas – eres el sentido de mi existencia, el haber tenido tan cruel vida y estar atrapado en esta mundo durante siglos, bien valió la pena por conocerte, sufriría eso y más por ti, mi alma no se iría de este mundo sin saber la razón de mi vida y ahora que sé que eres tú, supongo que ha llegado el momento de partir”; al leer esta ultima frase ahora Peyton lloraba pero de tristeza, no comprendía porque Bill le decía que tenia que partir - ¿qué estas diciendo? – pregunto Peyton confundida
“Me has dado los momentos más maravillosos, me has hecho tan feliz, me hiciste sentir vivo, le devolviste la vida a mi corazón, mi misión está cumplida, mi alma por fin se siente en paz y por lo mismo no puede permanecer por más tiempo en este mundo, todo lo que estuve esperando eras tú, tú eres lo que me faltaba, pero ahora estoy completo, ya no puedo seguir aquí, mi alma está lista para descansar ahora”
- ¿cómo puedes irte?, si en verdad yo soy la razón de tu vida, si estuviste aquí tanto tiempo esperando por mí ¿Por qué no te quedas conmigo? – dijo sollozando Peyton
“No puedo, mi final está llegando, Te quiero Peyton, Perdóname” escribió tristemente Bill. Esta vez la magia se perdió, las hojas perdieron su vida en este último mensaje; Peyton se fue corriendo desilusionada mientras lloraba, una vez más había sucedido lo mismo, había abierto su corazón a alguien para después perderlo.
Llegó la noche, Bill estaba listo para partir, su corazón había latido como nunca y a la vez se había detenido a causa de Peyton, estaba feliz de haberla conocido pero también estaba triste de dejarla y sobretodo por saber que ella estaba sufriendo, que él es ahora quien una vez más la ha abandonado, Bill se sentía fatal pero así debían de ser las cosas, Bill había cumplido su misión y no podía seguir permaneciendo mucho tiempo en el mundo poco a poco su alma se iba debilitando, le dolía partir y dejar lo único que había sido importante para él: Peyton; mas sin embargo sabía que ella estaría bien, y a donde quiera que fuera su alma, una parte de él siempre estaría con Peyton.
La noche era fría y oscura, la única luz era la de la hermosa luna llena, ahí estaba Bill vestido completamente de negro, listo para partir hacia su final:
- Estoy aquí, detrás de ti. Jinete fantasma, vengo con tu última pieza – Bill se dio la vuelta y ahí estaba Peyton vestida con un hermoso vestido blanco; Peyton se acercó a él, esta vez podía verlo, Bill era el ser perfecto, su tierna mirada, su alta y delgada figura, su piel blanca, parecía una escultura perfectamente realizada – No me equivoqué, si eres un ángel Bill – lo abrazó, podía sentirlo, se fueron acercando poco a poco hasta rozar sus labios y darse un tierno beso en medio de la nada, bajo la luz de la luna; las hojas del gran árbol comenzaron a caer, pero no eran simples hojas eran un millón pequeñas de chispas, luces hermosas iluminaron la bella noche mientras Bill y Peyton eran uno solo en ese beso que los unió, Bill la envolvió en sus brazos mientras ella acariciaba su rostro y su cabello, después de ese beso tan especial que hizo detener el tiempo para ambos, Peyton dijo mirando a Bill a los ojos, mientras aún lo abrazaba:
- Perdóname Bill, fui muy egoísta, esta tarde solo pensé en mí, no te puedo detener más, sufriste mucho en vida y después de morir quedaste atrapado largo tiempo en este mundo, ahora es tiempo de que por fin descanses –
- Tú me has dado los momentos más maravillosos que pude tener, me voy, pero mi corazón siempre vivirá en ti, y aún descansando mi alma, siempre te amaré mi querida Peyton – decía Bill mientras la abrazaba y una vez más lagrimas brotaban de sus ojos y recorrían sus mejillas.
- Ángel, no llores, me reuniré contigo en el otro lado – contestó Peyton mientras acariciaba aquel bello rostro para limpiar sus lágrimas.
Por última vez se unieron en un hermoso beso que una vez más detuvo el tiempo, mientras ambos acariciaban sus rostros, sus manos, sus cabellos, querían recordar cada detalle del otro, el hermoso momento duro un minuto, un minuto inmortal para ambos
- Te amo Peyton, Gracias por despertarme de mi mal sueño y darme el aliento de la vida, en algún lugar nuestro futuro ha comenzado, detrás del horizonte y ahí es donde algún día volveremos a estar juntos, ahí te estaré esperando Te lo Prometo, Hasta Luego mi querida Peyton- Bill besó la frente de Peyton para después subir a su caballo y partir hacia el horizonte, Peyton vio a su primer y único amor partir, aquel jinete fantasma que poco a poco se fue desvaneciendo en la oscuridad, al igual que el árbol que contempló a aquellas dos almas dañadas colisionarse, el viejo árbol se fue consumiendo, todas sus hojas cayeron como chispas, al igual que su tronco fue despareciendo bajo una hermosa luz.
- Como un jinete fantasma yo te busco, la noche es fría, yo conduzco solo. Estoy muriendo esta noche, un jinete fantasma siempre muere solo.- Fueron las ultimas palabras que pronunció Bill antes de desaparecer por completo mientras cabalgaba pensando en Peyton.
Cuando Peyton secó las lágrimas de Bill, una de ellas se cristalizó en un hermoso corazón de cristal, Bill estaba consumido en esa hermosa joya que Peyton conservó por siempre.
Peyton Sawyer nunca olvidó a Bill Kaulitz, nunca lo dejó de sentir, cada día lo sentía junto a ella, sabía que donde quiera que estuviese, él estaba bien, por fin disfrutando de su libertad y protegiéndola a ella; Todos los días Peyton dibujaba a Bill, lo recordaba perfectamente, recordaba cada detalle y lo plasmaba en el papel
- La noche pasada cambiaste mi vida en el momento en que me besaste por primera vez, aquella noche salvaste mi vida con tu amor…no importa lo que pase, yo siempre te amaré donde quiera que estés mi ángel, mi jinete fantasma – decía Peyton diariamente recordando a Bill mientras sostenía aquel precioso corazón de cristal.
FIN
* Espero haya sido de su agrado. Gracias por leer